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Domingo 02 de
noviembre de 2014
Los argentinos al
volante
¿Los argentinos cumplen las normas de tránsito?
Por Lorena Fernández Bravo y Juan Dell’Acqua
| Para revista ¿Qué opinas?
Seré directo: los
argentinos son poco estrictos en el cumplimiento de las normas de tránsito. Basta
con pararse a mirar la calle con atención para entender que la situación es un
hecho, que quien escribe no está inventando nada. Las trasgresiones de las
normas de tránsito –desgraciadamente- son variadas; desde pasar un semáforo en
rojo, a estacionar el auto donde no corresponde, sin olvidar el exceso de
velocidad. Y puedo seguir, desgraciadamente, puedo seguir.
Vivimos en una
sociedad donde las normas parecen estar hechas para no ser respetadas, donde
siempre la ventaja individual está por encima del respeto por el otro; a tal
punto que no se respeta ni la fila de un colectivo. Un gesto de solidaridad parece tener el mismo
valor que el gol de Maradona a los ingleses.
¿Cuál será el motivo por
el cual no se respeten las normas de tránsito? Si al fin y el cabo gran mayoría
de los siniestros acontecen por el incumplimiento de las mismas. Quizás sea que
la gente tiene poco tiempo. Pero… ¿el
apuro puede justificar una víctima fatal? No, claro que no. Por lo tanto, el
problema no es solo “el apuro” sino la falta de conciencia de quien maneja. Por
supuesto que no se puede poner en un mismo plano a una persona que conduce en
un estado de conciencia alterado que aquel que pasa un semáforo en rojo, pero
los resultados pueden ser los mismos.
Una estadística[1] de
la Dirección Nacional de Observatorio Vial –ente que depende del ministerio del
interior y transporte- dice que el 70,5 % de los siniestros son diurnos y los
que restan (29,5%) son nocturnos. En otras palabras, la mayoría de los
accidentes ocurren durante en momentos laborales o de trámites, donde el tiempo
apremia. Por lo tanto, para algunas personas, el precio de llegar más rápido es
transgrediendo la norma. Una recomendación: salgan con más tiempo de
anticipación.
Me gustaría escuchar
la frase “los argentinos manejan mal”, pero que la frase salga de boca de
alguien que no se crea excluido en esa frase; que no sea cosa de “los otros”.
La gente cree que la culpa la tiene el otro, el argentino utiliza esta especie
de mecanismo psicológico y pone los males “en la gente”. Le pido a quienes
estén leyendo esto que dejen de proyectar las faltas en el otro y comiencen a
hacerse cargo de que todos somos transeúntes, y por lo tanto, hay que respetar
las normas del tránsito si queremos que este funcione correctamente.
No me excluyo, no me
lavo las manos, no delego responsabilidades. Soy consciente de que hay
situaciones que nos apuran y creemos que lo más rápido es evadir las normas
(como un semáforo en rojo a las tres de la mañana en una calle vacía) porque
parece que nada malo puede suceder. Pero lo inesperado a veces ocurre, y cuando
ocurre, no hay lugar para arrepentimientos tardíos.
Las consecuencias de
no cumplir con las normas de tránsito pueden ser simples multas, donde se
supone que uno repara la falta que hizo abonando la suma correspondiente. Pero
una muerte no se paga, al que se va no lo devuelve nadie. Como dice el slogan,
si se puede evitar no es un accidente.
[1]
Informe sobre siniestros 2013. El mismo fue extraído del sitio web de la
dirección nacional de observatorio vial.