lunes, 24 de noviembre de 2014

Contraargumentación a Adorno y Horkheimer

  En colaboración con Romina Soria e Ignacio Loungo
 -----------------------------------------------------------------------------------------------------------
 

En “La dialéctica del iluminismo”, Adorno y Horkheimer afirmar “la comunicación procede a igualar a los hombres aislándolos”. No estamos de acuerdo con lo que sostienen los autores y a continuación expondremos nuestras consideraciones.  En primer lugar, hay que tener en cuenta que el texto fue escrito en 1944, en el contexto de la segunda guerra mundial y de los regímenes fascistas en el poder. Estos últimos habían establecido un vínculo con las grandes masas por medio de la propaganda oficial, basándose en la idea de unidad; dicha integración se logró mediante el uso de medios de comunicación, sobre todo a través de la radiodifusión o el tradicional periódico. Este mecanismo permitió el apoyo de gran parte de la población a los regímenes fascistas.
Sesenta años más tarde, estamos en condiciones de refutar el postulado de Adorno y Horkheimer. El problema no son los medios de comunicación en abstracto, sino los usos que los hombres le den. En el caso anteriormente citado, el fascismo usaba los medios de comunicación para inculcar su ideología a la población con el fin de legitimar su poder; actuaban para inducir el consentimiento de los ciudadanos.  
Si la comunicación es vista de otra manera, podemos afirmar que los medios de comunicación (tanto antiguos como modernos) permiten la circulación de la información. En el caso fascista, el monopolio de los medios de comunicación, junto a una fuerte censura de los medios alternativos, generaba que la información fuera reducida, parcial y hegemónica. La libertad de prensa y una mayor variedad de medios de comunicación permite que la información sea más rica cuantitativamente, lo cual le permite al lector un mayor margen de elección sobre que leer a la hora de informarse.
Por otro lado, las nuevas tecnologías posibilitan la conexión instantánea de personas, más allá de la lejanía geográfica. Un ejemplo claro es el de la telefonía. 
A continuación, expondremos los principales argumentos que apoyan la hipótesis de Adorno y Horkheimer, para ver su inconsistencia histórica. 
-El primero sostiene que la radio impide hablar a los hombres entre sí. Eso es falso, ya que si hay dos personas en el mismo espacio físico y están escuchando la radio, ésta no los imposibilitaría a entablar un diálogo entre sí, ya que posiblemente el tema de conversación de estos esté relacionado con lo que estén escuchando en el programa de radio. Entonces, según nuestra opinión, el acto de escuchar la radio no necesariamente impide a los hombres hablar entre sí; sino que, incluso, puede llegar a ser el puntapié inicial de la conversación.
-El otro argumento manifiesta que: “Los tabiques y subdivisiones en las oficinas y bancos permitían el empleado charlar con el colega y hacerlo partícipe de modestos secretos; las paredes de vidrio de las oficinas modernas, las salas enormes en las que innumerables empleados están juntos y son vigilados fácilmente por el público y por los jefes no conscientes a  ya conversaciones o idilios privados. Ahora incluso en las oficinas el contribuyente está garantizado contra toda pérdida de tiempo por parte de los asalariados”. Aquí se habla del control sobre los trabajadores y no siempre es negativo. La exposición de los trabajadores busca que el cliente pueda visibilizar el trabajo de éstos; por ejemplo, en el caso de un local gastronómico, al cliente le genera más confianza ver cómo se elabora y se cocina el producto que va a consumir.
-A continuación, los autores aseguran “Los trabajadores se hallan aislados dentro de lo colectivo”. Hace referencia, al igual que el anterior, a la división en las oficinas de una empresa u organización. Esto no es así ya que, si bien existe una separación física de los trabajadores (como de los individuos en una ciudad), la separación está vinculada a la división de tareas y funciones que son análogas a la división de las instituciones en la sociedad. Esto permite una mayor especialización en las funciones o tareas que debe desempeñar un individuo, grupo o institución pero no imposibilita la comunicación entre éstos. 
-Por otro lado, se afirman que “El auto ha tomado el lugar del tren. […] los hombres viajan sobre círculos de goma rígidamente aislados los unos de los otros” Pero en verdad, quienes utilizan un automóvil lo hacen porque son más cómodos que el tren, como también por la independencia de trasladarse a cualquier lugar y en cualquier momento, en vez de someterse a los viajes programados y rígidos de los trenes. A esto se suma que en el tren hay distanciamiento entre individuos; más allá de compartir el mismo lugar físico, son personas que no se conocen, mientras que en un automóvil, se comparte el viaje con conocidos.
Cuando en los week-ends o en los viajes se encuentran en los hoteles, cuyos menus y cuartos son-dentro de los precios iguales- perfectamente idénticos, los visitantes descubren que, a través del creciente aislamiento, han llegado a asemejarse cada vez más”. En este fragmento Adorno y Horkheimer aseveran la homogeneización de los productos de alcance masivo, propios de aquel momento, pero actualmente estos se han diversificado y especializado cada vez más con el objetivo de personalizar la oferta. Relacionar el aislamiento de los hombres con la igualdad a la hora de consumir, de esta manera, carece de sentido; y más aún, si luego se afirma que “la comunicación procede a igualar a los hombres aislándolos”.  

Para concluir, y como bien dijimos desde el comienzo, el problema no es la comunicación  -entendida como la circulación de información- sino la manera en que se lleve a cabo. Los medios de comunicación juegan un papel fundamental en la sociedad de masas, ya que desempeñan la función de difundir información de manera masiva. En la coyuntura fascista los medios eran monopólicos y respondían directamente a estos regímenes para imponer su ideología en la población. Actualmente, existe una pluralidad de medios de comunicación, cada uno con una posición propia que defiende intereses determinados. Esto significa un aumento cuantitativo de la información, al existir una diversificación de mensajes transmitidos por lo medios de información a la sociedad. Por ello, el lector tiene la posibilidad de elegir –en teoría- qué leer a la hora de informarse. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario