viernes, 5 de septiembre de 2014

Narradores y focalizadores (ejercicios)

Trabajo práctico n°6 

a)
Lea el cuento de Kafka El buitre, y cambie el narrador (usar un narrador externo, en tercera persona)

“El buitre”
En: Cuentos completos , Franz Kafka


Érase un buitre que me picoteaba los pies. Ya había desgarrado los zapatos y las medias y ahora me picoteaba los pies. Siempre tiraba un picotazo, volaba en círculos inquietos alrededor y luego proseguía la obra. Pasó un señor, nos miró un rato y me preguntó por qué toleraba yo al buitre.
-Estoy indefenso –le dije-, vino y empezó a picotearme, yo lo quise espantar y hasta pensé torcerle el pescuezo, pero estos animales son muy fuertes y quería saltarme a la cara. Preferí sacrificar los pies; ahora están casi hechos pedazos.
-No se deje atormentar –dijo el señor-, un tiro y el buitre se acabó.
-¿Le parece? –pregunté-, ¿quiere encargarse usted del asunto?
-Encantado –dijo el señor-; no tengo más que ir a casa a buscar el fusil, puede usted esperar media hora más?
-No sé- le respondí, y por un instante me quedé rígido de dolor; después añadí: -Por favor, pruebe de todos modos.
El buitre había escuchado tranquilamente nuestro diálogo y había dejado errar la mirada entre el señor y yo. Ahora vi que lo había comprendido todo: voló un poco lejos, retrocedió para lograr el ímpetu necesario y como un atleta que arroja la jabalina encajó el pico en mi boca profundamente. Al caer de espaldas sentí como una liberación: que en mi sangre, que colmaba todas las profundidades y que inundaba todas las riberas, el buitre irreparablemente se ahogaba.

Versión modificada:

Érase un buitre que le picoteaba los pies. Siempre tiraba un picotazo, volaba en círculos inquietos alrededor y luego proseguía la obra. Pasó un señor, que los miró un rato y le preguntó por qué toleraba al buitre.
-Estoy indefenso –dijo la víctima-, vino y empezó a picotearme, yo lo quise espantar y hasta pensé torcerle el pescuezo, pero estos animales son muy fuertes y quería saltarme a la cara. Preferí sacrificar los pies; ahora están casi hechos pedazos –agregó luego.
-No se deje atormentar –dijo el señor-, un tiro y el buitre se acabó.
-No sé-respondió, y por un instante se quedó rígido de dolor; después añadió: -Por favor, pruebe de todos modos.
El buitre había escuchado tranquilamente el diálogo y había dejado errar la mirada entre los dos hablantes. El animal voló un poco lejos (retrocedió para lograr el ímpetu necesario) y como un atleta que arroja la jabalina le encajó el pico profundamente en la boca de su víctima quien, al caer de espaldas, sintió como una liberación. Lo había comprendido todo: en su sangre, que colmaba todas las profundidades y que inundaba todas las riberas, el buitre irreparablemente se ahogaba.
  • b)
Lea el cuento “Comunidad” de Franz Kafka, y luego reescríbalo desde el punto de vista del sexto personaje

Comunidad
Franz Kafka

Somos cinco amigos. Una vez salimos, uno tras otro, de una casa. Primero salió uno y se colocó al lado de la puerta de calle; después el segundo salió por la puerta, o, mejor dicho, se deslizó con la misma suavidad con que resbala una gota de mercurio, y se ubicó no lejos del primero; después el tercero; después el cuarto; después el quinto. Finalmente, nos pusimos todos en una línea, parados. La atención de la gente empezó entonces a centrarse en nosotros, nos señalaban y decían:
"Los cinco acaban de salir de esa casa".
Desde entonces vivimos juntos. Sería una existencia pacífica si no viniera siempre un sexto a entrometerse. No nos hace nada, pero nos resulta fastidioso, y eso ya es bastante. ¿Por qué se mete por la fuerza donde no se quiere saber de él?
No lo conocemos, y no queremos aceptarlo con nosotros. Tampoco nosotros cinco nos conocíamos antes, y, si se quiere, tampoco ahora nos conocemos unos a otros; pero lo que entre nosotros cinco es posible y se admite, con ese sexto no es posible y no se admitirá. Aparte de todo esto, nosotros somos cinco y no queremos ser seis.
¿Y qué sentido tiene, en definitiva, este permanente estar juntos? Ni siquiera para nosotros tiene sentido alguno. Pero nosotros ya estamos juntos, y continuamos así; pero no queremos una nueva unión, en razón, precisamente, de nuestras experiencias.
Pero ¿cómo puede uno hacerle entender esto al sexto? Darle largas explicaciones significaría ya casi una aceptación en nuestro círculo. Preferimos no aclarar nada, y no lo aceptamos. Por más que saque trompa lo alejamos a codazos; pero por más que lo alejemos a codazos él vuelve.

Versión modificada:

Son cinco amigos. Una vez salieron, uno tras otro, de una casa. Primero salió uno y se colocó al lado de la puerta de calle; después el segundo salió por la puerta, o, mejor dicho, se deslizó con la misma suavidad con que resbala una gota de mercurio, y se ubicó no lejos del primero; después el tercero; después el cuarto; después el quinto. Finalmente, se pusieron todos en línea, parados.  La atención de la gente –la mía, incluida- empezó a centrarse en ellos, los señalaban y decían:  
"Los cinco acaban de salir de esa casa".
Desde entonces viven juntos.  Tendrían una existencia pacífica si no me entrometiera. No les hago nada malo, pero les resulto fastidioso, y eso ya es bastante.  Siempre me preguntan:
¿Por qué te metes por la fuerza donde no se quiere saber de ti?.
No me conocen, y no quieren aceptarme entre los suyos.  Pero tampoco ellos cinco se conocían antes, y para colmo, tampoco ahora se conocen unos a otros; el problema es que ellos quieren ser cinco, y no seis.
¿Y qué sentido tiene, en definitiva, que estén permanente juntos? Ni siquiera para ellos tiene sentido alguno. Pero ellos ya están juntos: no quieren una nueva unión, en razón, aparentemente, de sus experiencias. ¿Por qué no pueden explicarme esto? Pareciera que darme largas explicaciones significaría ya casi una aceptación a su círculo.  Prefieren no aclarar nada, y no aceptarme.  Siempre me alejan a los codazos, pero siempre vuelvo –pues mi insistencia no se tuerce con un par de golpes-. 

1 comentario:

  1. Muy buena narración la segunda. Me imagino una situación muy lamentable y poco humana.
    Abrazo!

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